Tratando de seguir un orden cronológico, corresponde en primer lugar reconocer el enorme trabajo y buen hacer de los tres protagonistas principales de esta página web: D. Guillermo Schrauth, D. Arturo Kamphoff y D. Juan Concepción Villalba. La lectura de la correspondencia mantenida entre los dos primeros, y la de estos con nuestro padre, permite apreciarlo ampliamente. También nos revela el talento del Maestro Villalba, artífice principal de la construcción del chalet, y cuyo extraordinario trabajo y pericia le permitió sortear con habilidad las dificultades que se presentaban por la escasez de materiales y la distancia.
Una sección de esta página está destinada a recordar la labor que desempeñaron en aquellos primeros años D. Salvador Falero y los primeros “alemanes”: D. Alberto y D. Juan Langenbacher, D. Ricardo Häbich, D. Ramón Zadow, D. Theodor Günther y D. Rudolf Kalab. Algunos de ellos cuentan en la actualidad con descendientes y pueden recibir este merecido recuerdo.
Y en este homenaje a nuestros queridos padres es justo mostrar nuestro agradecimiento a muchas personas que fueron muy importantes para la familia, especialmente en aquellos primeros años tras la llegada de nuestros padres a Jandía, a finales de los 40, y en los difíciles años 50 e inicios de los 60. La mayoría hace tiempo que nos dejaron y ya no podrán recibirlo, pero merecen ser recordados. Algunos prestaron un servicio y a cambio recibieron una remuneración, pero su acogida, apoyo y entrega fueron mucho más allá, y gracias a ellos nuestros padres no tiraron la toalla y continuaron en Jandía. Podrían haber regresado a la Península y nuestro padre, como hizo durante muchos años en décadas anteriores, podría haber desempeñado allí trabajos como ingeniero, en la España de la postguerra en desarrollo, o bien en Suiza o Alemania. Sus hijos no habríamos disfrutado nuestra infancia y juventud en estas maravillosas islas. Gracias a todos ellos. Aunque desgraciadamente muchos han desaparecido injustamente de nuestra memoria, algunos sí permanecen en nuestro recuerdo y queremos recordarlos:
En los comienzos fueron muy importantes Juana Díaz y Pancho López, quién junto con Juan Viera Cubas fue testigo de su matrimonio en Gran Canaria en 1951; a Juana Hierro y Patricio Francés; Gregorio Soto. También muchos medianeros, algunos más cercamos como Tomás Pérez o Silvestre Francés y sus extensas familias.
Nuestros padres fueron muy afortunados de contar con las visitas de D. Eulogio Espinel, que increíblemente “descubría” el agua subterránea allí dónde la hubiera. Y damos las gracias a todos los que luego trabajaron abriendo los pozos –entre ellos sus hijos Miguel y Roque-, construyendo acequias, estanques y depósitos. Sin el agua, Jandía hubiera sido otra.
También queremos dar las gracias a todas aquellas mujeres y hombres que trabajaron arreglando caminos y carreteras, tan necesarios para el desarrollo de Jandía y por los cuales venían, cada vez que se les iba a buscar, muchas veces de madrugada, los doctores D. José Peña y D. Juan Guerrero, desde Puerto Rosario el primero y, años después, desde Gran Tarajal el segundo, a auxiliar a enfermos o accidentados de Jandía y que merecen un agradecido reconocimiento, al igual que todas aquellas maestras y maestros que desempeñaron una inmensa labor en los 50 y 60: Dª Angelina Amado, Dª Juana Martel, Dª Flora Felipe, Dª Delia Bolaños y su marido D. Juan Vega, Dª Ana María y D. Luis Delgado, entre otros. Varios de ellos fueron nuestros primeros maestros.
Seguro que permanecen en el recuerdo de muchas mujeres y hombres de Morro Jable las cocineras del Comedor Infantil, que prepararon con cariño la comida a varias generaciones. Entre otras Lalita López, Catalina Rodríguez, Soledad Francés y Antoñita Ramos. También aquí, como en párrafos anteriores, se han perdido por el camino nombres de personas merecedoras de un justo reconocimiento.
Recordamos afectuosamente y queremos agradecer el cariño que nos dispensaron muchas mujeres que nos cuidaron: Mª Antonia, Petra, María Rodríguez, Elena, Mercedes, Juana y Soledad Francés, Consuelo Alonso, Maruca y Catalina Pérez. Y como no, gracias a Guadalupe Viera y a su hijo Juan Rodríguez. Afortunadamente la mayoría de ellas aún vive y pueden recibir nuestro franco agradecimiento.
Recordamos con especial cariño a mis queridos “padres adoptivos”, María Montañez y Agustín Marrero, que durante 24 años vivieron en la casa familiar de Morro Jable.
También hemos sido extremadamente afortunados de gozar de la proximidad de Lorenzo Cabrera, que continúa prestándonos su buena memoria y compartiendo valiosos recuerdos.
Nuestro reconocimiento a la generosa labor de D. Alfredo Méndez, infatigable con su moto de un lado a otro, que además tuvimos la fortuna de tenerle de vecino y disfrutar de la amistad de sus hijos, compañeros de juegos, de excursiones, de pescas y de pulpeo.
Merecen ser recordados todos aquellos sacerdotes que ejercieron en Jandía en los 50 y 60, con un recuerdo especial para D. Leonilo Molina, D. Diego Ortiz y D. Ignacio Pérez.
También queremos mostrar nuestro agradecimiento a una serie de personas residentes en Gran Canaria, que fueron muy importantes para la familia, y que tampoco pueden recibirlo: los hermanos Andrés y Manuel Sánchez Pérez, eficientes y generosos; Vicente Martínez y David J. Nieves, autor de magníficas fotos y películas de Jandía que se emplearon para la promoción del turismo. Recordamos con afecto a los amigos de nuestros padres en esta isla, muchos de ellos nuestros padrinos: los matrimonios Suárez-Cordón, Naranjo-Cordón, Pescador – Hidalgo y especialmente a Pino Hidalgo y Juan Nogales. Y a D. Francisco Rodríguez Cantón, su principal asesor legal.
Y hemos sido extraordinariamente afortunados de contar, y seguir disfrutando del afecto y la amistad de Toñi de Frutos y Guillermo Ferrer, nuestro querido profesor, que soportó a cinco adolescentes y ejerció un verdadero magisterio de vida.
A nuestro sobrino Carlos: sin su valiosa intervención, este trabajo no hubiera sido posible.
A nuestros queridos padres.
Rafael, Gabriel, Juan Carlos y Gustavo Winter Althaus
Tengo una deuda especial con D. Andrés Santana (“Siete esquinas”) que me regaló sus experiencias y vivencias correspondientes a la primera mitad del siglo XX en Jandía; con D. Juan Viera (“El truco”) que me habló de la vida en Cofete, y con Pepe Concepción, que me contó sobre su llegada a Cofete en 1950 para trabajar con su padre en la construcción del chalet y de la carretera y que compartió conmigo muchos otros recuerdos. Gracias a todos ellos, aunque ya no estén para aceptarlas.
Y quiero mostrar mi afectuoso agradecimiento a quienes aún pueden recibirlo: María Rodriguez Roger, Faustina Acosta, Flora Hierro, Renata Langenbacher, Bárbara Díaz y Claudio Reyero, y Juana Francés y Roque Espinel: todos me recibieron cálidamente y me brindaron sus recuerdos sobre la vida en Jandía y en Cofete. También doy las gracias a Marcial Arocha, que me ha regalado su vasto conocimiento sobre la historia de Jandía.
A José Luis Abaroa y Alexander Peer, por su serio trabajo de investigación, a quienes debemos tener un mayor conocimiento de la biografía de nuestro padre.
Finalmente, quisiera mostrar mi más sincero agradecimiento a las personas que han contribuido en la elaboración de esta página web: al equipo de NemeSys 2.0 y tinkers, que han realizado un magnífico desarrollo digital e integración del contenido; a Dácil y Fermín, respectivos traductores al inglés y al alemán, que soportaron estoicamente los cambios que he ido introduciendo en lo que parecían ya textos definitivos, y a Carmen, Juan y Jesús, que han corregido los textos y aportado valiosas sugerencias.
Y a Esther, por tantas cosas.
Gustavo Winter Althaus
Febrero, 2022