Se ha expuesto la historia documentada de su construcción. La familia nunca habitó la casa. ¿Para qué ha servido la casa? Tanto esfuerzo, tanta inversión económica, ¿qué utilidad ha tenido? Sin duda su principal función ha sido ser fuente de numerosísimas especulaciones y leyendas.
Exponemos los principales hitos en la historia de la casa.
Muchas de las personas que trabajaron en la obra entre 1948 –una vez levantada la estructura principal de la casa- y 1954 -cuando acabó el grueso de los trabajos- especialmente aquellas que procedían de otras islas o de otras zonas de Fuerteventura, se alojaban en la casa, principalmente en dependencias del sótano, las primeras en tener techos cubiertos, o posteriormente en algunas de las estancias de la planta principal. En la segunda mitad de 1952, cuando GW decidió intensificar los trabajos para concluir la obra, pasó semanas completas en Cofete supervisándolos y, al igual que los trabajadores, pernoctaba en el chalet en construcción.
Como desde finales de 1951 ya era posible acceder a Cofete en vehículo, nuestro padre, a cualquier persona que visitara Jandía lo llevaba en el Jeep Willis a Cofete y le mostraba el chalet. Sirva de ejemplo las anotaciones recogidas en su diario personal del año 1952. Además de la mencionada visita de nuestros abuelos maternos en el mes de mayo, consta que:
- El 03/02 fondeó frente a la playa de Morro Jable el yate a motor Vagabondia, con Madanme Osterhaler y Mr. Matthew Taylor Mellon (Pittsburgh, USA). Cenaron esa noche en casa; al día siguiente nuestros padres fueron invitados a comer a bordo del yate, y el 05/02 los llevó a Cofete.
- El 18 de marzo visitó Jandía el Gobernador Civil de la Provincia de Las Palmas, D. Evaristo Martín Freire, acompañado, entre otros, del Presidente del Cabildo de Gran Canaria, D. Matías Vega Guerra, y el Presidente del Cabildo de Fuerteventura, D. Lorenzo Castañeyra. Obligada visita a Cofete.
- La semana siguiente llegaron D. Manuel Girona y señora, Dª Mercedes Villavechia. Unos días después visitaron el chalet.
- En abril aparecieron Herr und Frau Bütikofer-von Braun (Basel), que también estuvieron en Cofete.
En los diarios de años posteriores se recogen numerosas visitas.
El 27 de junio de 1953 nuestra madre dio a luz al segundo de sus hijos, Gabrielito, que nació prematuramente y falleció pocos minutos después. Al día siguiente fue enterrado en las proximidades del chalet de Cofete, en el terreno que está cercado por un muro de piedras, próximo a una higuera.


Oferta de arrendamiento. El verano de 1958 nuestros padres viajaron a Alemania (por primera vez desde 1941 para IA y desde 1944 para GW). Además de los deseados reencuentros familiares –en Berlín, GW se reunió con sus hijas Isolde y Margarita, sus nietos Karin y Heinz-Dieter, y con su primera esposa Johanna; en Münster visitaron a nuestros abuelos maternos, que celebraban sus bodas de oro, hermanos y otros parientes de nuestra madre-, este viaje tenía otros propósitos fundamentales: ofrecer el chalet de Cofete en arrendamiento e iniciar la promoción de Jandía como destino turístico. Los meses previos, GW había escrito cartas a grandes empresarios y aristócratas alemanes y concertó entrevistas con ellos, en las que les presentó una memoria del “Castillo de Cofete” y una oferta de arrendamiento. También publicó un anuncio en la prensa -Die Welt, 12/07/1958-, ofreciéndolo en venta o arrendamiento por diez años.


No tuvo éxito. En los meses siguientes se recibieron cartas de contestación declinando la oferta. La casa continuó deshabitada.
En los diarios personales están registradas en los años siguientes un total de cuatro estancias de algunos amigos o visitantes que pasaban en el chalet 4- 5 noches, iban de cacería o hacían caminatas en Cofete. Unos días antes GW iba desde Morro Jable al chalet con varias personas para su limpieza y acondicionamiento. La casa carecía de agua caliente o de luz eléctrica. Se empleaban pequeñas lámparas de gas y una cocinilla con bombona de gas butano.
En 1958 nuestros padres obtuvieron la nacionalidad española, y dadas las dificultades económicas que atravesaron a finales de los años 50 decidieron vender buena parte de la propiedad de la Dehesa de Jandía. En 1960 llegó el primer gran inversor, Mr. Ronald Myhill. Después de complejas negociaciones, a finales de 1963 se llegó a un acuerdo de partición de la finca en cuatro lotes: uno correspondería a Mr. Myhill (Terrenos Canarios S.A.), otro a “las Condesas”, Dª Isabel y Dª Mª Eugenia, hijas de D. Manuel Girona, y los otros dos para IA y GW. Pero antes de esta partición se segregó la parcela que incluye el chalet y se traspasó a IA: el 09/11/1962 la sociedad Dehesa de Jandía S. A., representada por su administrador D. Juan Nogales Hernández segregó la parcela de 9 hectáreas que rodea al chalet y se traspasó junto con este a Dª Isabel Althaus, su propietaria a partir de entonces, incluyendo “servidumbre sobre la mina denominada “Agua Camello”, situada fuera del recinto segregado y servidumbre de paso sobre los caminos y carreteras actuales y futuros de Jandía”.
En 1965 se vendió el tercer lote de la finca a la sociedad Punta del Sol. Eso permitió a nuestros padres comprar una vivienda en Las Palmas de Gran Canaria, que a partir de entonces sería la residencia habitual de la familia. Gustav Winter tenía entonces 72 años. Cuando íbamos en las épocas de vacaciones a Jandía, era obligada la excursión a Cofete. Los niños pasábamos el día jugando en el chalet y alrededores con algunos amigos. GW iba con algunas de las personas de su confianza revisando aquellas partes de la casa que necesitaran un arreglo, para acometerlos en los días siguientes. El chalet estaba abandonado y en desuso. Por ello quiso que fuera habitado y así facilitar su mantenimiento. Ese año, 1965 entraron los primeros moradores de la casa: la familia Pérez Acosta, con sus hijos pequeños. Se les pagaba una mensualidad por la guarda de la casa. Se alojaban en las habitaciones del ala oeste, cuyas ventanas dan al poblado de Cofete. D. Juan Pérez (1934 – 2008) plantaba verduras y frutales en la huerta situada en el exterior; en el patio situado en la entrada de la casa tenía cultivado un bello jardín con hibiscos y muchas flores. En una reciente entrevista con Dª Faustina Acosta (30/10/2021) me comentaba que disponían de llaves de todas las estancias de la casa. En la planta sótano “no vimos nada, solo había una caja”. No disponían de luz eléctrica: empleaban lámparas, nevera y cocinaban con gas.
En 1968, después de aproximadamente dos años y medio viviendo en el chalet, se mudaron al Morro: igual que los otros habitantes del pueblo habían recibido un solar y fabricaron una vivienda. Sus hijos en edad escolar asistían a la escuela y D. Juan comenzó a trabajar en el Hotel Jandía Playa recién construido.
El chalet volvió a quedarse vacío y abandonado. A veces algunos excursionistas forzaban la puerta o ventanas, entraban, y a veces pernoctaban algunos días. Especialmente la planta sótano era utilizada como retrete y dejaban “regalitos”. GW en 1970 encargó a dos empleados tapiar algunas ventanas y el acceso a los almacenes del sótano. GW trasladó sus quejas a los directores de los dos hoteles existentes entonces, en los que se alojaban los probables infractores.
La casa continuó abandonada hasta que en octubre de 1976 entraron a vivir varios miembros de la familia Matos Viera. Esta familia vivió siempre aislada en un valle situado al comienzo de la península de Jandía (Pecenescal), área que desde el año 1964 pasó a ser propiedad de la sociedad Terrenos Canarios S.A. (TECASA). Aproximadamente en 1974 los propietarios los desalojaron y se fueron a vivir a Morro Jable, en una vivienda facilitada por nuestra madre, en “Las Fileras”. Debido a sus dificultades para adaptarse a vivir en el pueblo, D. Rafael se dirigió a IA solicitándole que les dejaran vivir en la casa de Cofete y cuidar de ella. El 01/10/1976 se firmó el convenio. D. Rafael Matos, viudo, y cuatro de sus hijos Rafael (“Lillo”), firmante del convenio, Pepe, Rosa y Agustín Matos Viera comenzaron a vivir en el chalet desde entonces, ocupando habitaciones del ala oeste. IA compró un generador eléctrico que les permitía tener iluminación eléctrica, conectar una nevera y ver televisión.
Aunque en 1985 la familia traspasó las acciones de la DJSA al grupo Lopesan, IA continuó siendo la propietaria del chalet de Cofete.
En 1988 nuestro hermano Juan Miguel encargó el acondicionamiento de dos habitaciones y un baño situados en la planta sótano -en la planta principal estaba alojada la familia Matos-, con la intención de pasar ocasionalmente algunos días en Cofete practicando la cacería. Sobran dedos de una mano para contar el número de veces que pernoctó allí.
En 1990 la sociedad “Estación de Servicio Morro Jable S.L.” adquirió la propiedad del chalet y alrededores. Finalmente, en abril de 1996 se transmitió a Dehesa de Jandía S.A., que pertenece al grupo Lopesan, desde entonces propietarios del chalet, que respetaron el convenio de 1976 de IA con la familia Matos.
Fallecido el abuelo, D. Rafael Matos Viera, y posteriormente su hijo Lillo, Pepe continuó en el chalet con sus hermanos Agustín y Rosa, discapacitados. Debido a que Pepe enfermó gravemente, su hermana María, que desde finales de los años sesenta residía en Tenerife, vino con su hijo Pedro Fumero a hacerse cargo de sus hermanos, instalándose en el chalet. Unos meses después del fallecimiento de Pepe (2012), Dª María Matos Viera regresó a Tenerife, quedándose su hijo Pedro en la casa con sus tíos Agustín y Rosa, probablemente atraído por el filón económico que suponen las numerosas visitas a la casa.

El actual morador del chalet, a modo de un ferviente terraplanista, proclama a los cuatro vientos que bajo la casa existen submarinos. Aún más: “submarinos nucleares”. ¿Realmente lo piensa? Puede concedérsele el beneficio de que se crea sus afirmaciones, fruto de la ignorancia y una mente fantasiosa proclive a inventar historias fantásticas contrarias a toda evidencia, pero donde sí se conduce con premeditación y alevosía es en el montaje de un “museo”: trae de aquí y allá cualquier objeto que dice ser una muestra de vestigios nazis existentes en la casa, o contacta con un radioaficionado para hacerse con una radio antigua y luego exponerla como prueba de que en la casa se establecía comunicación con los submarinos de la zona. El propietario de un chiringuito en la playa, al finalizar la concesión del Ayuntamiento, le regaló a su tío Pepe las placas fotovoltaicas que ya no necesitaba junto con unas baterías: como éstas son de fabricación alemana las convierte en baterías procedentes de los submarinos que albergaba la casa. Cada poco publica un “nuevo descubrimiento”, una nueva mentira. Carece de todo sentido desmentir falsedades tan absurdas.
Esta es la historia del chalet de Cofete.